martes, 16 de marzo de 2010

Lo que Dios ha unido, que no lo separe… ¿nadie?

Por asombroso que parezca, cada 33 segundos se rompe un matrimonio en la Unión Europea. En los últimos 25 años se ha registrado un aumento del 50% en el aumento del número de divorcios. Por eso cada vez menos parejas se atreven a llegar al altar y prefieren, simplemente, vivir juntos sin otras ataduras. Los pocos valientes que se casan, retrasan sustancialmente la fecha de bodas: ellas, se casan a una edad media de 28,2 años de edad, mientras que ellos cerca de los 30. ¡Nada que ver con los tiempos pasados!

Los europeos del sur, además de ser los más deseados, también son los que más se divorcian: por ejemplo, en Portugal el divorcio aumentado un 89% los últimos 25 años, seguido de Italia con un 62% y España con un 59%.

Mucha gente se pregunta a qué se debe este índice tan alto de divorcios en Europa. ¿Será que estos tiempos que corren no son propicios para casarse? En cambio, los expertos apuntan a razones antropológicas ancladas muy en el pasado, asegurando que es una tradición tan antigua como lo era la raza de los Homo Sapiens. Su herencia genética muestra como no estaban preparados para mantener una relación de por vida. Normalmente, tenían una pareja de cuatro años, para tener tiempo de tener y criar a sus hijos. Luego buscaban nuevas parejas para seguir procreando. Según los expertos, el hecho de estar enamorado hoy sólo supone un sistema de motivación por parte del cerebro, además de un instinto fundamental del ser humano.

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